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¿Quién sí sabe?


Ensayos sobre el amor van y vienen… algunos hablan de dolor, celos, otros de pasión, deseo, despecho, sexo sin amor, o amor sin sexo, enamoramiento o amor profundo. ¿Cuál es la diferencia? Si hay un paso entre unas y otras… Yo, en lo personal, me he llevado mis madrazos, aunque estoy segura que todos, o casi todos los que pudiéramos jactarnos de haber tenido aunque sea una pruebita de amor, lo hemos sentido, en todas sus facetas. A veces damos la estocada, a veces la recibimos. Así es la vida, ¿o no? ¿Quién no ha llorado por amor? ¿O quién no ha hecho alguna vez sentirse a alguien desdichado por no haber sabido corresponder? De todo un poco… Ni malos, ni buenos, simplemente humanos… Nadie nunca sabrá lo bastante, para poder enseñarnos qué hacer con ese sentimiento. Sentimiento de una dualidad que espanta.

Nada como disfrutar de un buen beso, retorcido y apasionado, en donde se siente cómo la sangre se agolpa, el corazón late más rápido, más fuerte. Sentir ese deseo por la persona con la que estamos compartiendo ese líquido alcalino, algo viscoso, producido por las glándulas salivales, y que sirve como conductor de descargas eléctricas en el alma. ¿Cómo no sentir que todos los demás fluidos de nuestro cuerpo luchan por tener una salida explosiva, o por lo menos agradable? La delicia de sentir todos tus poros conspirando en contra de tu cordura… Díganme ¿quién ha logrado conectar sus neuronas en ese momento?

Y me he preguntado mil veces… ¿Eso es amor? ¿Es sólo deseo? ¿Sexo? ¿No es todo la misma cosa, pero en intensidades distintas? ¿Se puede amar de distintas formas? ¿A varias personas a la vez? ¿Se puede amar a alguien y sentir rencor por la misma persona? ¿Podemos hacer el amor profundamente, para después dudar si es con esta persona con la única que queremos estar?

¿Quién no se ha sentido perdidamente enamorado por alguien para después de un tiempo aborrecerlo? O en el mejor de los casos, simplemente pensar: ¿Cómo pude amar a este escarabajo? ¿Qué me pasó? ¿Me influenciaron los alienígenas? Estar enamorado sin duda, no es lo mismo que amar… pero se siente tan rico. El amor profundo, el que perdura, el que pasa todas las pruebas, es mucho más difícil de lograr. He intentado leer todo sobre el amor, los que están a favor, los que están en contra, los que son indiferentes, poemas, libros, lecciones, canciones, experiencias, enseñanzas… pero por lo que veo, ¡no he aprendido nada! O casi nada… Sólo entendí, que únicamente el que vive los tropiezos, las caídas, los dolores y las lágrimas, aprende algo. Que puedo amar y apasionarme, pero si pongo toda la motivación de mi vida en una persona que no soy yo, seguro me estoy equivocando. Que no es bueno sobrevalorar, endiosar, ni idealizar a nadie, todos somos humanos, y no debo esperar de mi pareja más de lo que puedo esperar de un ser humano. Que es bueno ser como soy, siempre y cuando eso no implique faltar el respeto a nadie. También sé que puedo sentir algo hoy, y eso no implica que tenga que sentirme igual mañana. Que si me trato como quiero que me traten, seguro me irá mejor que si me pierdo el respeto. Que cualquier cosa que trates de perseguir, seguro va a huir, que por más que quiera pensar que alguien es “mío”, siempre será prestado, y más vale saberlo siempre. Que a veces lo bueno se obtiene esperando, y la presión lo arruina. Que si yo busco poder ser feliz conmigo, seguro habrá quien quiera compartirlo. Pero la lección más fuerte, ha sido, que siempre seguiré aprendiendo, porque del amor, nadie sabe lo suficiente… Así que seguiré tratando, intentando, probando, que si no aprendo… ¡seguro me divierto!


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