top of page

Un minuto

A veces nos sentimos invencibles, vivimos como autómatas en un mundo lleno de prisa, tráfico, luces de semáforo en donde solo nos detenemos un minuto para desesperarnos porque la luz verde no llega.

Tenemos tantas cosas que hacer, que nos preocupamos por la reunión a la que no estamos llegando, por la clase a la que vamos retrasados, por la junta que empezará sin nosotros, por la llamada pendiente, por las cuentas por pagar, por las decisiones sin tomar, por el mundo de deudas que nos espera encima del escritorio, por los planes sin cumplir, por los pendientes sin hacer, porque siempre queremos haber llegado a donde no lo hemos hecho…

Y pocas veces nos sentamos un minuto, un semáforo, un espacio… a pensar en que la vida no es eso, no es prisa, no son cuentas, no es un futuro nunca alcanzado.

¡La vida es hoy! es un atardecer que ni vimos, es una nube en forma de conejo que no tuvimos tiempo de voltear a ver, es una sonrisa, es la música, es ver crecer a nuestros hijos, es hablar con los amigos y decirles cuanto los queremos.

La vida es un beso lento, una caricia, una mirada cruzada llena de palabras escondidas, es un silencio importante, una pasión imprevista.

Lo verdaderamente importante es lo que nunca vemos, lo que no cuesta, lo que no exige, lo que no juzga…

La vida también es esa que nos pone un alto, la que nos llama la atención con la salud de un ser querido, la que nos grita con un terremoto, una ola gigante, un iceberg desprendido, un accidente imprevisto…

Hay que detenernos un segundo… es lo que nos quita decir un “te quiero”, hacer una oración, llamar a un amigo, dar un beso, prender una vela, sentir el cariño.


bottom of page