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Jugando a vivir


Estoy aprendiendo a leer señales. O intentando al menos. Me doy cuenta de que cuando estamos realmente atentos a lo que sucede a nuestro alrededor, cuando ponemos atención a lo que la vida nos quiere decir, se nos abren caminos cuando menos lo esperamos.

A veces me pareciera que la vida solamente está esperando a que cumplamos con ciertas situaciones, para cambiarnos la jugada. Algunas veces para ponernos a prueba de cuánto hemos aprendido, otras, para demostrarnos que no podemos tener el control de todo lo que sucede.

El único control que podemos tener, es de nosotros mismos. De lo que hacemos en el camino. De tomar la responsabilidad de nuestras acciones y decisiones. Porque, no sé si a ustedes les sucede lo mismo que a mí, pero cuando empiezo a sentirme muy segura y en control de la situación, se presentan cambios, se nos revelan cosas, algo se ilumina o se obscurece. Pero no permanece estático.

Algunas veces la vida se me asemeja a un juego. A veces a un juego de ajedrez, donde debemos pensar muy bien nuestra próxima jugada, un juego de estrategia donde no podemos distraernos porque nos pueden hacer “jaque mate”. Otras, me parece más un juego de resistencia, y otras más, una montaña rusa. Llena de subidas y bajadas, vueltas inesperadas, pero eso sí: Mucha diversión. Porque cuando aprendemos a reírnos de la vida, cuando entendemos que nuestra verdadera misión es venir a ser felices, es en ese momento en que podemos jugar el juego dejando atrás las cargas que no suman. Dejando atrás las maletas llenas de rencores y resentimientos que solo retardarán nuestro paso.

He leído a varios autores que nos recuerdan que no vale la pena vivir preocupados por la muerte, cuando es seguro que nos vamos a morir. Vivir preocupados por las deudas, que nosotros mismos contraemos con tal de no bajar nuestros ritmos económicos, o con la finalidad de atesorar bienes que no nos podremos llevar a la tumba. Nos empeñamos en amar a quien no nos ama, y sufrimos después por ello. Perseguimos “éxitos” que nos dejan exhaustos y frustrados, cuando el verdadero éxito es vivir con plenitud el día de hoy. Tomamos decisiones equivocadas, por el miedo a fracasar, o simplemente nos aterra dejar nuestra zona confortable para aventurarnos en ir en busca de nuestra felicidad.

Dejemos de perder el tiempo en odiar y criticar, en repetir las decepciones y traiciones que hemos recibido, en sentarnos a llorar nuestras penas mientras la verdadera vida nos pasa de largo sin siquiera voltear a verla. ¡Ahí están las señales! Sólo abre los ojos, vive los momentos, ríe más, y disfruta el juego.


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